Para ser fieles a su vocación propia, las Hermanas se esfuerzan en vivir el Evnagelio según el espíritu de sus Fundadores:
- Un espíritu que no busca sino a Dios y tiende continuamente a unirse a El independiente de todo excepto del beneplácito divino.
-Un espíritu de profunda humildad para con Dios y de gran dulzura para con el prójimo.
- Un espíritu que no pone el acento en las austeridades exteriores; las Hermanas deben suplirlas con el renunciamiento interior, una gran sencillez y alegría en la vida común.
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